Encuentra tu Ikigai: La filosofía japonesa para una vida con propósito

¿Alguna vez te has sentido perdida, como si te faltara un sentido o una dirección en tu vida?

En la cultura japonesa, existe una filosofía ancestral que puede ayudarnos a encontrar ese propósito: el Ikigai. La palabra se traduce como "la razón de ser" o "la razón para levantarse cada mañana". No se trata de una meta inalcanzable, sino de un viaje de autodescubrimiento para encontrar esa intersección perfecta entre lo que amas, lo que eres buena, lo que el mundo necesita y por lo que te pueden pagar.

Para entender mejor este concepto, te invito a leer esta breve historia inspirada en los principios del Ikigai.

En un tranquilo pueblo de Japón, vivía una vieja artesana llamada Aya. Pasaba sus días tallando figuras de madera, cada una con un nivel de detalle y alma que pocos podían igualar. No era una mujer rica, pero su rostro siempre reflejaba una profunda paz. Las jóvenes del pueblo, llenas de ambición y confusión, a menudo se acercaban a ella para pedirle consejo.

Un día, una joven llamada Harumi, frustrada con su trabajo en la ciudad, le preguntó a Aya: "Maestra, ¿cómo puedo encontrar la felicidad y el propósito en mi vida? Siento que estoy perdida".

Aya sonrió y le tendió una pieza de madera sin tallar. "El propósito no es algo que se encuentra, Harumi. Es algo que se crea. La felicidad no está en la meta, sino en el camino de la creación. Tienes que encontrar tu Ikigai".

La vieja artesana le explicó que el Ikigai es el punto dulce donde se encuentran cuatro preguntas fundamentales:

1. ¿Qué es lo que amas hacer? (Tu pasión)

2. ¿En qué eres realmente buena? (Tu vocación)

3. ¿Qué necesita el mundo? (Tu misión)

4. ¿Por qué puedes ser remunerada? (Tu profesión)

"Cuando tu trabajo es una expresión de lo que amas y de tus talentos, y al mismo tiempo sirve a los demás y te permite vivir, has encontrado tu Ikigai", dijo Aya. "No se trata de una sola cosa, sino de la armonía entre todas ellas. Al igual que con mis tallas, no es solo un trozo de madera, es la intersección de mi amor por el arte, mi habilidad, la alegría que le da a la gente y mi forma de ganarme la vida".

Harumi regresó a casa con la pieza de madera y las palabras de Aya resonando en su mente. Comenzó a dibujar, una pasión que había abandonado hacía años, y se dio cuenta de su talento para crear ilustraciones para libros infantiles. Un día, una editorial la contrató para un proyecto pequeño. Por primera vez, su trabajo no se sintió como una carga, sino como un regalo.

Con el tiempo, Harumi no solo encontró su Ikigai, sino que también descubrió que el verdadero propósito no es un destino fijo, sino un viaje continuo de autodescubrimiento y contribución. Y la inspiración no se encuentra en las grandes hazañas, sino en los pequeños momentos de pasión y propósito que construyen una vida plena.

El Ikigai nos enseña que el camino hacia una vida con propósito no es una búsqueda desesperada, sino una exploración honesta de quiénes somos y de cómo podemos contribuir. Es un recordatorio de que la felicidad y el significado se encuentran en la intersección de lo que somos y lo que hacemos.

¿Y tú, ya has comenzado a buscar tu propio Ikigai? Comparte tu opinión en los comentarios.

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